Mos Def nuevamente dominó y encantó a chilenos
Este pasado domingo 26 de noviembre, Yasiin Bey, conocido popularmente como Mos Def nuevamente pisó tierras nacionales para posarse en el Coliseo Santiago, junto a Nach, Bejo y Rels-B, gracias a la gestión y producción de Transistor.
Nuestros staff tomó sus maletas, equipos y el espíritu aventurero, y se fue a la capital de Chile para ofrecernos sus impresiones de la visita de ícono del rap mundial.
Escrito por Begno A. Cire | Fotografías por Esteban Paredes
Siempre ir a un concierto en Santiago organizado un día domingo tendrá algún grado de sacrificio mayor al ser de región, pero somos viajeros moviéndose a través de lugares, espacio y tiempo, sumado al compromiso y la aventura que ensalzan la experiencia de ver en vivo a uno de los artistas, que en el caso personal, me parece uno de los más versátiles de la escena. Por lo tanto, antes de empezar el concierto, claramente ameritaba la junta con seres humanos trabajando en lo urbano, así que junto al compañero de viaje Esteban.Dido (el verdadero fotógrafo) nos reunimos con Insano de Sinsimil Mcs y amigxs, quienes nos brindaron la previa necesaria para afrontar el show, claro que la parte en que te hacen control de identidad frente a La Moneda podría haber dejado este reporte en nada, pero bueno, no soy un hombre perfecto, estoy intentando hacer lo mejor que puedo.
Como no quiero escribir esto, voy a contarles como me sentí en aquel momento, es la segunda vez que veía a Dante en vivo, ya tenía la experiencia anterior de un show que disfruté al máximo en lo que respecta a entender a Mos Def como una persona con una posición política y espiritual que se expresa en su imagen y en su música, y no solo la que construye, sino la que escucha. Es por ello que esta vez aproveché las circunstancias y me metí a la parte más cercana que permitía el poder efímero que me entregaba una pulsera flúor, creo que era el único «fotógrafo» que estaba más concentrado en disfrutar los beats de un Auditorium de composición heterogénea, observando los pasos estilo Muhammad Alí con las composiciones extáticas (de éxtasis) que movían al súper mágico origen negro magnético de flow atlético.
No toda la algarabía podía ser eterna, otra vez la policía, esta vez en tonalidad estridente, me indicaba la retirada de aquel espacio temporal perfeccionado, pero volvimos a la estática y cinética energía de la popular, ver con la perspectiva que nos permite entender los desplazamientos en la tarima de un artista que fluye en el escenario, en instrumentales y melodías que arman un ambiente especial, una mezcla vibrante de estímulos.
Sin ánimo de repetir frases que ya ocupé en una nota del show anterior para los amigos de Represento, ver a Yassin Bey es asimilar una identidad cultural; rapear, cantar, bailar no son más que la vibración de una historia, claro, claro que sí, no hay nada más, y esa es la base de una propuesta sólida, reconocerse, reconocernos en ese origen.
Las formas de disfrutar un evento pasan, en muchos casos, por lograr ese nivel de conexión o, por otro lado, no buscar expectativas, sino dejarse llevar por lo que propone la música. En el primer show cometí el error de pensar que Mighty MosDef sería el más rapero versión Blackstar, pero mejor aún fue la sorpresa cuando salió con una túnica africana derribando límites, rompiendo paradigmas, poniendo en jaque lo «estricto», un concierto que disfruté en la reflexión posterior de la carga simbólica profunda que significó aquella declaración de principios. Así que como ya tenía un precedente, ahora simplemente me dejé llevar, disfruté los sonidos, la puesta en escena junto a la coloración azul de la iluminación (que hizo sufrir a los fotógrafos), el trance musical otorgado por ritmos diversos y escarbes de vinilos que van tejiendo la manifestación del real Hip Hop (léalo como se le pare la gana, lo escribí en castellano en todo caso), y por sobretodo y como siempre los clásicos, ese momento en que los acordes hacen que el alma salga de su estado físico y quieran alcanzar la vibración del aire cerca de los bombos y cajas para entrar en sintonía formando una sola voz, lo clásico activa todo lugar, existía la habilidad, el poder, la pasión, aunque creo que al público le faltaba ánimo para levantar la linterna roja, lo que se manifestó con un final, a mi parecer, abrupto. Da igual, la luz negra brilla en la oscuridad.
Desde el primer momento hasta terminado el show de Mos Def sentía que Soul fue el concepto que aglutinaba la noche, como música, como acción, como sustantivo, en lo concreto y en lo espiritual, la declaración de la sangre afroamericana que inunda nuestro continente, aquella bandera de lucha que se levanta al vivir esta cultura, ese es Dante Smith, y lo ha dejado claro en sus dos visitas, no vamos a ver Rap, sino que una descarga de Hip Hop.
Ya nos pillaba la hora del bus de vuelta, preparamos nuestra salida pensando en que tendríamos de banda sonora alguna canción digna de final de película, pero sonaba Nach, bueno, algo es algo.
Se venía el viaje de regreso a la República Independiente de Pencopolitania, el cansancio del día ni siquiera nos permitió dar nuestros datos, misión cumplida, como si el mañana quizás nunca llegara, por eso es mejor sostener estos momentos muy cerca de nosotros, poniendo corazón y alma en esto.
We leavin’!
PS.1: Como se habrán percatado, no vimos ni a Rels B ni a Bejo, y tampoco nos importaba, y nos tuvimos que ir en el show de Nach, lo que tampoco nos dolió.
PS.2: El relato de la experiencia no goza de objetividad.