Sábado, 23 de Noviembre de 2024
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LA FUNA AL BENE Y LAS REFLEXIONES OBLIGADAS QUE TRAE A LA COMUNIDAD DEL HIP HOP CHILENO

Escrito por Roberto Padilla con Ivette Plaza

Hace unas horas hemos sido testigos de las múltiples denuncias de violencia, misoginia, acoso y hostigamiento por parte de Juan Pablo Bene, miembro de la agrupación Mente Sabia Cru, reconocidos raperos de la escena del hip hop chileno.

Los testimonios, sumados a denuncias anteriores hacia otros artistas nacionales que se han visto protagonizando conductas similares de misoginia en contra de sus compañeras, calan hondo en el movimiento y también plantean una serie de reflexiones e interrogantes que, una y otra vez, son necesarias de discutir. Además de los aspectos más tangibles  sobre cómo abordar este tipo de situaciones y cómo garantizar justicia y seguridad para las afectadas. 

Como miembros de la comunidad del hip hop chileno, condenamos rotundamente todo tipo de agresión, discriminación, malos tratos y muestras de odio gratuitas para y con las mujeres y con cualquier persona en general. Son antivalores que están en contra de la esencia del movimiento, y que dañan profundamente todo lo que hemos ido forjando el resto, desde nuestras distintas veredas y disciplinas en el hip hop.

Una y otra vez, como sociedad, volvemos a la pregunta ¿es posible separar a la obra del artista?, a lo que preguntamos ¿es creíble todo lo que el mago pinta? El peso de la palabra se mantiene viviendo una vida coherente, las acciones del día a día son en sí nuestra esencia. Imposible valorar la obra, sin valorar a su artista.

La denuncia también pone en evidencia otras cuestiones que quisiéramos poner sobre la mesa, cuestiones que han sido repetidas y silenciadas por años y años en la escena del hip hop. Una de ellas, es la normalización de conductas efebofílicas, si bien las compañeras denunciantes rondan los veinte años y son mayores de edad, no es primera vez que vemos representantes del hip hop o de la música en general, manteniendo relaciones con mujeres mucho menores que ellos, donde no es difícil entender los juegos de poder que se ejercen y en los que envuelven a las compañeras, abusando también del “reconocimiento” que tienen. No es normal que tu amigo mantenga relaciones sólo con mujeres menores que él, cuestiónalo. Cuestiónate.

Otro tema que queremos poner a discusión, es el silencio cómplice de los círculos de los abusadores. Callar o esperar, no sólo implica que la funa pueda estallar. Callar o esperar pone en riesgo la salud física y mental de las mujeres que entran en este tipo de relaciones sin tener conocimientos sobre las verdaderas personalidades del abusador, porque en algo convergemos: la manipulación es su don. No calles cuando veas a tu amigo maltratar a su compañera, o cuando veas actitudes que te parecen fuera de lugar, frénalas, no las dejes pasar. No les hagas creer que todo está bien, porque no lo está.

No dejaremos pasar ni una muestra más de violencia de género en nuestros círculos. No toleremos ninguna denigración de género en nuestros grupos, compañeros.

Con el ánimo de reflexionar, surgen las preguntas ¿por qué no somos capaces de ver a un abusador entre nosotros? ¿Realmente no los vemos? Están en nuestros círculos, en nuestros afiches, en nuestros eventos ¿cómo no somos capaces de observar conductas machistas y misóginas? ¿Es incómodo mirar? ¿Es incómodo hablar, corregir y condenar? ¿Hasta dónde la incomodidad no nos permite accionar?

Es tiempo de actuar y tomar posición, no sólo en contra de los que ya quedaron en evidencia, sino también, en contra de los que están cubiertos bajo el manto del silencio, de los que tarde o temprano vendrán.

Por otra parte está el aspecto judicial de estas situaciones, frente a lo cual dejamos  algunas preguntas que debemos plantearnos como comunidad hip hop, con el objetivo de reflexionar sobre cómo prevenir y erradicar la violencia de género dentro de nuestros círculos y promover relaciones sanas y respetuosas en nuestra escena.

En este sentido, ¿Cuál sería el castigo adecuado para una situación como esta? ¿Cómo medirlo y cuándo considerar que ha cumplido su propósito para terminarlo? ¿Es necesario que el agresor se comprometa a hacer terapia y obtener una certificación de alta para su reinserción en la sociedad o al ambiente artístico?

Es fundamental que como sociedad pongamos fin a la normalización de la violencia en las relaciones de pareja y que brindemos un espacio seguro y de apoyo a las afectadas para que puedan denunciar estos abusos y recibir la justicia que merecen. También esperamos que Juan Pablo pague por sus actos, y que tenga la voluntad de buscar ayuda psicológica profesional. Seguiremos atentos a cómo evolucionan estos casos y esperamos que se tomen las medidas necesarias para garantizar un ambiente seguro en las diferentes expresiones de este movimiento.

www.instagram.com/funadrbene

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roberto.padillafuentes@gmail.com